Saqueadores costarricenses llevan sacos llenos de huevos de tortuga marina de la
especie Ledipochelys recogido en la playa de Ostional en Santa Cruz.
La falsa creencia de que los huevos de tortuga marina tienen poderes afrodisíacos pone en peligro cada año el proceso reproductivo de más de un millón de ejemplares que llegan a las costas de México para desovar.
Cinco de las siete especies de tortugas marinas que existen en el planeta se desarrollan, se alimentan y se reproducen en las playas y aguas del Pacífico mexicano y del Golfo de California. Todas ellas están amenazadas o en peligro de extinción:
La amarilla (Caretta caretta) y la negra (Chelonia mydas agassizii), que migran desde las aguas de Japón y el sureste de México respectivamente a sus campos de anidación y alimentación en Baja California;
Las pequeñas colonias de tortuga golfina (Lepidochelys olivacea) y siete filos o laúd (Dermochelys coriacea) en la región de los Cabos en la Península de Baja California.
La tortuga de carey (Eretmochelys imbricata) que es muy rara en la actualidad, debido a que sus poblaciones fueron casi exterminadas por su valioso caparazón.
En el Golfo de California, sabemos que en los últimos 15 años la población de la tortuga laúd ha disminuido 90 por ciento, mientras que la tortuga amarilla ha tenido una merma de 60 por ciento. Las poblaciones de tortuga golfina se empiezan a recuperar, en 2004 se encontraron más nidos que en los pasados 20 años y en 2005 también arribaron en grandes números.
Causas de su desaparición:
Entre las principales causas que alientan las prácticas ilegales que tienen en peligro de extinción a las poblaciones de tortugas marinas en México destacan las siguientes:
Los mitos y creencias asociadas al consumo de huevos y carne de tortuga marina, y que los huevos son considerados como “afrodisíacos” en la cultura popular y son saqueados furtivamente en las playas de anidación conocidas.
Es tradicional en las costas del noroeste de México y en las costas de Oaxaca consumir la carne de la tortuga marina llamada genéricamente “caguama”. Los pescadores las sacan para celebrar bautizos, bodas, la Navidad y el Año Nuevo y su consumo denota poder en ciudades de Baja California y Baja California Sur, Sinaloa y Sonora. Los políticos organizan “caguamadas” en campaña, los narcos las consumen para festejar y los que quieren presumir de tener dinero organizan “caguamadas” después de bodas u otras celebraciones. Inspector de Profepa, recogiendo huevos de tortuga en playas mexicanas
Mercados, puestos callejeros e incluso restaurantes ofrecen clandestinamente los huevos y la carne de tortuga, cuyo tráfico con fines comerciales está penado en México como delito grave desde 2002. El consumo de este producto data de hace más de mil años cuando era parte de la dieta alimenticia de los indígenas Zapotecas y de otras etnias, que no les otorgaron poderes extraordinarios, más allá de los meramente nutritivos.
En las costas mexicanas están contabilizadas 144 playas en las que anidan seis variedades de tortugas que, en un rito ancestral, regresan cada año al mismo lugar en el que vieron la luz por primera vez.
Aunque en cada anidación puede haber más de cien huevos, se calcula que sólo "una" de cada mil tortugas que alcanzan las aguas llega a la edad adulta.
Las playas del Estado de Oaxaca y de Guerrero, en el Pacífico, reciben cada año a miles de tortugas de la especie golfina, la más común en México y de la que proceden el 90 por ciento de las anidaciones.
Para frenar la comercialización de sus huevos, el gobierno mexicano estableció patrullas en las principales playas, que son vigiladas por medio millar de efectivos de la Profepa, de la Agencia de Investigación Federal (AFI), de la Marina y de las policías locales.
Este año diversas organizaciones civiles, como Wildcoast, el Fondo de Conservación de la Naturaleza y el Wallace Research Foundation, lanzaron una polémica campaña gráfica en la que una bella modelo en actitud provocativa asegura que "Su Hombre" no necesita los huevos de tortuga.
Según Fueyo, estos esfuerzos, junto a la nueva regulación penal, han dado frutos ya que se ha reducido el número de ejemplares encontrados en los decomisos.
La sobreexplotación de los huevos y la carne de las tortugas tuvo su etapa más álgida entre 1940 a 1990, año en que el número de tortugas golfinas que anidaba en México se redujo a unos 80.000 ejemplares.
Aunque se ha logrado la recuperación de esta especie, otras como la tortuga Laúd, la Lora y la Carey se hallan en serio peligro de extinción.
De las 80,000 hembras de tortuga Laúd que desovaban en las costas mexicanas en 1990, el año 2006 se contabilizaron sólo 150, lo que sitúa a este especie al borde de su desaparición.
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