"Si todas las personas que tienen una vida sexual activa decidieran usar preservativo a partir de hoy, el 100% de la producción mundial no sería suficiente para abastecerlos", asegura Pedro Chequer, coordinador del premiado programa brasileño contra el VIH-SIDA.
Por ello, a pesar de ser uno de los mayores compradores de preservativos del mundo, el gobierno de Brasil quiere fabricar sus propios profilácticos.
"Es el instrumento básico de prevención", resume Chequer. Y los fabricarán con el caucho o látex que hace más de cien años se extrae de los árboles de seringa (hevea brasiliensis) de la selva amazónica.
"Será una producción sustentable económica y ecológicamente correcta", aseguró Chequer a periodistas en Brasilia
¿Quién se ofrece a responder las preguntas del periodista?, pregunta el técnico, paseando los ojos por los rostros de las operarias que se miran azoradas. Hace meses que trabajan en Natex, la primera fábrica de condones ecológicos del mundo, pero todavía les cuesta referirse a lo que hacen con naturalidad.
Finalmente, una de ellas se anima a levantar la mano. María Conceiçao Guiramaes forma parte del equipo de control de calidad. Su labor consiste en... (se sonroja) calzar los preservativos en unos tubos de 7.5 centímetros de diámetro y comprobar si resisten la tensión. Un órgano masculino normal no alcanza tales dimensiones, pero el Ministerio de Salud exige ciertos criterios para autorizar el producto.
La planta, de propiedad estatal, funciona desde abril del 2008 en Xapurí, un pueblo del estado amazónico de Acre, donde conviven indígenas, blancos y mestizos. A simple vista nada la distingue de otras: la maquinaría es de acero inoxidable, en el aire no circula una mota de polvo y los empleados visten igual que los cirujanos en el quirófano. Sólo que su línea de preservativos está hecha del látex, una sustancia natural parecida al caucho que se obtiene de la seringa (hevea brasilensis), árbol nativo de esta parte de la selva. Los promotores estiman que en el 2009, la planta producirá 100 millones de unidades, satisfaciendo casi la mitad de la demanda del mercado interno. Para el 2012 se espera que la producción aumente de tal manera que los brasileños no dependan para divertirse, de los suministros de Taiwán o de Corea del Sur.
En el 2004, el gobierno de Lula lanzó una campaña preventiva que ha reducido de el número de contagios de VIH y en un 22% las enfermedades venéreas. La táctica consiste en distribuir condones de forma gratuita en los centros turísticos –sobre todo en Río de Janeiro durante el carnaval- en las 'zonas rojas' de las ciudades y en los prostíbulos flotantes (balsas y lanchones) de la cuenca del Amazonas. La instalación de una planta en lo profundo de la selva es parte de la estrategia del Ministerio de Salud para disminuir el número de portadores de VIH_SIDA, en un plazo de cinco años. También ha servido para incorporar a 550 familias de Acre a un moderno ciclo de producción que mejora su calidad de vida.
Maria Conceiçao, de 30 años, cuenta que le costó un mundo convencer a su marido para que le permitiera trabajar en Natex. "Tus manos van a tocar cosas inmundas. Se te va a llenar la cabeza de ideas raras... Como todos los hombres del 'mato' (monte o floresta en portugués), Joao estaba lleno de prejuicios. Pero como yo también soy terca, le gané", dice la operadora, con orgullo. En la fábrica trabajan 97 hombres y mujeres, y los 14 empleados que extraen el látex de las seringas, también habitan en los confines de Chico Mendes, una reserva natural de un millón de hectáreas. "Mis abuelos también eran seringueiros, pero a ellos los dueños del ingenio los trataban como esclavos. El patrón les daba de comer los mismos restos que le arrojaba a los perros. Ahora la situación es distinta", dice Aníbal, un campesino de edad incierta. "El cura de la iglesia dice que la empresa (Natex) huele a azufre del infierno, pero yo no he sentido ningún olor raro", ironiza.
En los estudios de mercado, previos al lanzamiento del proyecto, se comprobó que además de los beneficiados con la campaña anti-SIDA, existen dos tipos de consumidores potenciales: los ecologistas de Europa y de Norteamérica que propenden a adquirir productos con sello verde, y los hipocondríacos de todo el mundo que no toleran el uso preservativos hechos de materiales sintéticos. "Es un dato del que no teníamos conocimiento: muchos varones creen que el uso recurrente del condón convencional produce cáncer", comenta Laurenço Silva, supervisor científico de la empresa. "Es una obsesión sin fundamentos, pero los que hemos experimentado el nuevo condón, notamos la diferencia. Pruebe usted mismo", dice el técnico y obsequia al periodista una cajita de Natex, made in Brazil.Fuente:el mundo.es
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