martes, junio 02, 2009

" Los Autistas en las empresas "


Autismo por eleccion
Alergicos a la responsabilidad y repartidores incurables de cupas, los autistas son los avestruces de las corporaciones.

Hace unos dias un mercadólogo joven y creativo que busca reinventar el modo en que una gran empresa promueve sus productos y servicios, se manifestaba sorprendido con la manera en que algunos empleados de esa compañia afrontan los problemas. Los llamó "autistas voluntarios".
Me quede pensando en el tema. En efecto, hay quienes entienden aquella maxima de ¨ la mejor manera de resolver un problema es no tener el problema ¨ como practicas de escapismo dignas de ser documentadas cinematograficamente: al menor asomo de conflico, discrepancia, error o resultado deficiente, desaparecen.
Admitamos que el recurso de la evasion tiene su grado de complejidad. No es para cualquiera. De entrada, se requiere sangre fria: mientras los demas manifiestan los sintomas del estrés (desde nerviosismo hasta ataques de pánico), los autistas de la corporación ponen el cerebro en pausa, los ojos en blanco y, a la menor provocación, emprenden la graciosa huída, argumentando que tienen una ¨conference call¨ u otra reunion a la que ya van tarde. Además de la sangre fria los autistas corporativos tienen características muy acentuadas que los vuelven fácilmente reconocibles por sus demas colegas: son alérgicos a la responsabilidad, la culpa la tienen siempre los demas, los correos llegan selectivamente a sus cuentas, no llegan a entender el concepto de ¨seguimiento¨ y, como la negra, siempre dicen que sí pero nunca dicen cuando. Pero la dimensión mas pronunciada de su personalidad es la de huir sigilosamente de cualquier situacion incomoda. Son los maestros de aquel lugar comun que bien puede llamarse el sindrome del avestruz: cuando el peligro es inminente, entierran la cabeza.
Y eso sí, lo hacen muy velozmente. Porque, aunque parezca que estan siempre distraídos, estos personajes en realidad se encuentran en estado de alerta. Su coqueteo con el caos (nunca admitido por ellos, por supuesto) es su modo mas natural de involucramiento: mas vale partir de situaciones confusas para que nunca quede claro al 100 por ciento quien fue el responsable del desastre. Ya estallado el problema, se vuelven a esconder, porque si se toman muy en serio el asunto pueden resultar sospechosos. Asi, ellos no le entran ni a la causa ni al efecto. De cualquier modo, siempre habra alguien que resuelva la trama.

Hay que dejar en claro (para evitar el romanticismo de algunos) que estos personajes no tienen disfunciones biológicas, neurológicas ni físicas: son autistas por eleccion. Dado que, por lo general, llegaron a sus posiciones gracias a la buena relacion con alguien, por favores o por deudas, ocultan su incompetencia a través del mecanismo de defensa de la evasión. Aunque ellos suelen encender el cerillo que provoca monumentales incendios en las empresas, se alejan de las llamas, se lavan las manos y se sientan en un rinconcito en actitud contemplativa. Ellos no vieron, no oyeron, no sintieron. Humano, demasiado humano. Y siniestro, demasiado siniestro.

Javier Martinez Staines:
El autor es periodista y escritor y, gracias a un autista, escribe estas lineas en medio de ataques de pánico.

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