___ Toyota siempre se ha situado entre los mejores en los rankings de fiabilidad que han surgido por todo el globo. La marca japonesa exhibía muy orgullosa su estatus y lo utilizaba como argumento de ventas en un coche que era muy apreciado por los clientes por los pocos problemas que daba y la solidez de sus planteamientos técnicos. Sin embargo, eso ha ido cambiando conforme se producía una avería repentina donde el coche aceleraba sin control, provocando accidentes mortales que podían haber sido evitados si los ingenieros hubieran detectado a tiempo las causas de esta falla tan extraña.
Ya han muerto 51 personas por esta causa, sin contar los accidentes debidos a este error que no han acabado en desastre, que son muchos. Los modelos más afectados son los más populares en EE.UU., el lujoso Lexus, el familiar Camry y el híbrido Prius, lo que tenido un fuerte impacto en las ventas de la empresa japonesa, que perdió su liderazgo en el mercado estadounidense ante las locales Ford y General Motors.
___Los técnicos de la marca lo han intentado todo pero no han conseguido hallar las razones de este extraño comportamiento del coche. Tan alarmante es la situación que el Departamento de Transporte de EE.UU. quiere convocar "los mejores cerebros disponibles" para investigar el fenómeno y encontrar una solución a este peligroso enigma. Tienen la sospecha de que los problemas parten de los, cada vez más complejos, sistemas electrónicos del coche.
El secretario de Transporte, Ray LaHood, informó que expertos en interferencia electromagnética, en sistemas electrónicos de control computarizado y en integridad del programa participarán en el grupo de investigación. El panel dispondrá de un presupuesto de 3 millones de dólares y deberá entregar sus conclusiones a mediados del año. "Estamos decididos a llegar al fondo de estas aceleraciones no intencionadas. Por la seguridad de los conductores estadounidenses debemos hacer todo lo posible para entender lo que está pasando", afirma LaHood.
Los ingenieros de Toyota afirman que no han encontrado ningún tipo de fallo en sus sistemas electrónicos y sugieren que los problemas quizá provengan de atascos del pedal del acelerador con las alfombrillas. Como anécdota tengo que contar mi propio caso personal, gracias a cuya experiencia puedo garantizar que la razón esgrimida por los técnicos de la marca japonesa no es ninguna tontería. Efectivamente, en varias ocasiones sufrí en mi vehículo una aceleración repentina al pisar el pedal del acelerador y quedarse trabado en el borde de la alfombrilla.
___Eso lo descubrí más tarde, pero al principio pensaba que se trataba de un fallo electrónico. Luego, tras unos cuantos sustos me di cuenta de que el pedal está diseñado de tal manera que su extremo inferior se queda enganchado en el grueso borde de la alfombrilla cuando pisas a fondo. La solución consistía en darle una patada muy violenta al pedal para liberarlo pero la situación de peligro ya estaba creada y si no tenías buenos reflejos, el accidente estaba garantizado. Quité la alfombrilla y nunca más ha vuelto a pasarme. Por tanto, no podemos descartar la razón que argumenta Toyota para sus misteriosos problemas.
Sea como fuere, la desconfianza en los modernos sistemas electrónicos actuales ya está consolidada. El ministerio de Transportes estadounidense se ha puesto manos a la obra, no solo con Toyota, sino con otras marcas del país con problemas similares, en un intento de solucionar de una vez por todas el peligro que generan estos dispositivos. Se espera que el estudio lleve unos 15 meses y que resulte en recomendaciones para que el gobierno pueda garantizar la seguridad de los autos con sistemas electrónicos de control.
El hecho de que tenga que venir la mismísima NASA a revisar los vehículos confirma lo que todos pensamos cuando levantamos el capó del coche y nos asomamos a los complejos motores actuales que parecen más naves espaciales que simples autos para desplazarse por las carreteras. Sin embargo, si los técnicos de la agencia aeroespacial no encuentran nada, entonces tal vez debamos pensar que la electrónica no era tan malvada como parecía. Quizá la culpa la tenía una simple alfombrilla. Aunque para eso no hacía falta que viniera la NASA.
Fuente: [1].
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