_ _ . Los ciudadanos a favor de secar la ropa al sol –práctica ancestral gracias a la cual la ropa tiene un frescor delicioso y un blanco brillante, amén del significativo ahorro de energía que implica- vuelven a la carga. Defenderán su derecho, heredado de las miles de amas de casa pioneras que convirtieron la colada tendida en la pradera en el símbolo del Estados Unidos rural, aunque tengan que enfrentarse a las férreas normas –no escritas, pero establecidas ipso facto- de las juntas de vecinos y demás funcionarios de los barrios y suburbios.
Tal es el caso de Carin Froehlich, residente en el estado de Pennsylvania. Los funcionarios locales han insistido reiteradamente para que renuncie a tender su ropa entre los árboles que franquean la granja del siglo XVIII en la que vive. Ella no da su brazo a torcer. Tampoco los habitantes pro-colada al aire de Florida, Utah, Maine, Vermont, Colorado, y Hawai, estados en los que se han aprobado leyes que limitan la jurisdicción de las autoridades en materia de colada.
No están solos. Hace tiempo existe el "Project Laundry List", una campaña cuyo objetivo principal es lograr que los estadounidenses retomen la antigua práctica de secar su ropa al sol, en tendederos, evitando así el gasto energético que implica usar la secadora.
Según el documental, para 2010 más de 50 millones de hogares estadounidenses tendrán terminantemente prohibido tender su ropa a secar al aire libre, bajo el argumento de preservar el valor económico de las propiedades, puesto que nadie quiere ver la ropa interior de otro balanceándose con el viento.
Pero esta prohibición, además de contribuir con la crisis energética y el calentamiento global al obligar a las personas a usar la secadora, infringe un derecho civil y no está respaldada por ninguna ley estadounidense. A diferencia de lo que pasa en Barcelona Espana, debo decir, pues en esta ciudad tender la ropa en el balcón es una práctica ilegal bajo la ordenanza municipal de Paisatge Urbà.
Secar la ropa al sol es una petición muy saludable, todo hay que decirlo. La ropa huele mejor, las manchas se disipan, el blanco es más brillantes. Y luego están las razones más oscuras que nos da Project, como que las secadoras son responsables de cerca de 15.600 incendios, 15 muertes y 400 heridas anualmente (en Estados Unidos). Además, por supuesto, de la barbaridad de electricidad que consumen y el impacto que este consumo tiene en el cambio climático.
_ _ Project Laundry List es una campaña que existe porque ha de haber gente para todo. Su objetivo principal es lograr que los estadounidenses retomen la antigua práctica de secar su ropa al sol, en tendederos, evitando así el gasto energético que implica usar la secadora. El domingo ha sido designado el National Hanging Out Day (día de tender en el exterior, más o menos), y muchos ojos estarán puestos sobre el jardín de la Casa Blanca esperando ver los calzoncillos presidenciales moverse con el viento mientras cuelgan de una cuerda.
De acuerdo con la petición de Project:
Es derecho inalienable de todo hombre, mujer y niño tender su ropa. Nosotros, los abajo firmantes, pedimos a la Primera Familia de los Estados Unidos tender su ropa sobre el césped de la Casa Blanca para un día de fotos. Este acto simbólico enviará el mensaje a América y al resto del mundo de que nuestra nación está lista para reconquistar la independencia energética. (Traducción libre)
Mientras espero con ansias la presentación de Bo, el perro de la familia Obama, mato el tiempo dándole vueltas a una pregunta de similar importancia: ¿aceptará la primera familia de Estados Unidos secar su ropa tendiéndola al sol, tal y como está exigiendo Project Laundry List? Entre el huerto orgánico, el perro adoptado y los paneles solares, los activistas llevan a los Obama por el camino de la amargura. Es lo que tiene ser un Presidente histórico, que todo el mundo se cree con el derecho de exigirte que hagas incluso aquello que no estaba en el contrato.
Otra cosa que habría que tomar en cuenta es si en Washington existe una ley similar a la que hay en muchas ciudades españolas que regula cuándo y dónde se puede tender la ropa, no vaya a ser que en su afán de complacer a unos, el presidente Obama termine ofendiendo a otros.
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