_ _ . La cronopsicología es una disciplina que nace de la conjunción de la cronobiología y la psicología, provee un modelo de estudio y construcción del conocimiento contemplando los ritmos de las principales funciones y procesos fisiológicos y psicológicos presentes en la vida del ser humano. El objeto de la cronopsicología es el estudio de los ritmos psicológicos, mientras que la cronobiología estudia los ritmos biológicos.
En general podemos hablar de 3 relojes del ser humano:
1. El reloj solar, 2. El reloj biológico, 3. El reloj social
Cuando hablamos de la organización del tiempo en el hombre en cronopsicología estamos hablando de la forma en la que cada persona estructura estos tres relojes para elaborar un estilo particular de “vivir su tiempo”, es aquí donde aparecen los cronotipos, que podemos definir como tendencias persistentes de las personas a desarrollar sus actividades físicas y mentales, con preferencias horarias específicas. Podemos distinguir tres cronotipos generales: matutino, vespertino e indistinto. Como los nombres lo señalan, los matutinos prefieren realizar actividades por la mañana, les es fácil levantarse temprano; los vespertinos prefieren realizar las actividades en la tarde-noche, les es relativamente sencillo desvelarse y para los indistintos no hay una preferencia marcada por alguna hora del día, les resulta “igual”. Los cronotipos tienen relación con la edad, aunque investigaciones recientes señalan que en parte están determinados genéticamente.
_ _La cronopsicología es una disciplina científica relativamente reciente. Su objetivo se basa en estudiar las variaciones en la actividad psíquica y/o intelectual de cada individuo durante toda una jornada. Los estudiosos de esta ciencia se interesan en nuestros ritmos psicológicos: atención, memoria, reflexión, tiempo de reacción, etc., pues resulta que hay aptitudes que dependen estrechamente de nuestro reloj biológico.
El ciclo de la actividad intelectual durante una jornada
La atención de cada uno varía según las horas. Dichas variaciones intelectuales se producen de forma regular; es entonces cuando hablamos de «oscilación». Es interesante ver que la curva tiene lugar un poco más tarde en los dormilones que en los madrugadores.
*De 10 h a 13 h: Es el mejor momento para hacer uso del intelecto, la hora ideal para celebrar reuniones y encuentros importantes. Los especialistas subrayan que dedicar una hora y media a dichas actividades es suficiente para hacerlo con la máxima eficacia.
En la comida: Una vez superado el ecuador de la jornada, el cerebro sufre un bajón en el ritmo. Comer un bocadillo delante del ordenador para acabar un informe no es una solución para ganar eficacia.
Después de comer: Hay que dedicarse a actividades de comunicación (entre las que se encuentran las llamadas telefónicas) o a tareas mecánicas (seleccionar el correo o clasificarlo).
* Entre las 16 h y las 20 h: El cerebro vuelve a ponerse en marcha.
Lo mismo sucede durante la jornada escolar. La capacidad de comprensión de los alumnos alcanza su punto máximo por la mañana entre las 10.30 h y las 14.30 h. Los picos más elevados relacionados con la memoria se sitúan a las 14.00 h (memoria a corto plazo) y a las 20.00 h (memoria a largo plazo).
Claro que también hay otros factores que hay que tener en cuenta, sobre todo el de la motivación.
_ _ Las pausas, ¿por qué son importantes?
Cuanto mayor es el estrés más necesario es multiplicar las pausas. Lo mejor es realizar un descanso más o menos cada 2 horas. No se trata de un capricho sino de una necesidad biológica: las pausas permiten relajarse y, como consecuencia, nuestro nivel de motivación y atención sigue siendo elevado.
Los descansos de 10 minutos son ideales y pueden consistir en hojear el periódico, realizar una llamada personal o, incluso, charlar al lado de la máquina del café. Así pues, ¡prohibido el modo «trabajo-sin-parar-las-diez-horas».
La particularidad del lunes
Se ha detectado que los lunes la oscilación psicológica entre personas es muy cambiante. La causa reside en la perspectiva del fin de semana, que influye en el ritmo del viernes después de comer y del lunes. Durante estos períodos seguimos tan inmersos en el fin de semana que los comportamientos y los rendimientos se ven alterados.
Adoptar un nuevo ritmo
Hay muchos cronopsicólogos que se sublevan ante el hecho de monopolizar a los alumnos durante 3 y 4 horas en una sala de examen, igual que los que pasan jornadas enteras ante la televisión. Lo que hay que hacer es adoptar un ritmo en relieve, en lugar de uno lineal, así pasaremos de forma regular de la inmovilidad a la movilidad, de lo abstracto a lo concreto, de la fantasía a la razón. Se trata de un simple modo de adquirir más eficacia, pero también de disfrutar trabajando.
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