El río Tinto (Luxia en la antigüedad) es un río costero del sur de España que discurre a lo largo de la provincia de Huelva, Andalucía, y desemboca en el océano Atlántico.
Sus aguas rojas se caracterizan por su pH entre 1,7 y 2,5 (muy ácido), con alto contenido en metales pesados, hierro mayoritariamente, cobre, cadmio, manganeso, etc., pero con oxígeno, ya que los organismos que existen en el río son fotosintéticos en su mayoría. Sin embargo, desde antes de la aparición del hombre, en sus aguas viven microorganismos que se alimentan sólo de minerales y se adaptan a hábitats extremos; tales organismos son tanto procariotas como eucariotas, incluyéndose entre los segundos algunas especies de hongos y algas endémicas del río. Por ello, la NASA lo escogió como hábitat a estudiar por su posible similitud con el ambiente del planeta Marte.
Un experimento, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha sometido a un grupo de bacterias a las condiciones de vida en Marte y ha comprobado que un alto porcentaje de ellas sobrevive. El trabajo, que ha empleado organismos y muestras extraídos de la cuenca del río Tinto (Huelva) por su similitud al ecosistema marciano, se recoge en la revista Icarus, publicación de la Sociedad Astronómica de EEUU.
La investigación está dirigida por el científico Felipe Gómez, del Centro de Astrobiología (centro mixto del CSIC y el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial), en Madrid, y se enmarca en el contexto de las futuras misiones de la NASA y la ESA en el planeta vecino. "Una vez probada la existencia de agua en el pasado y con los indicios indirectos que tenemos, que apuntan la posible presencia de agua en la actualidad, el siguiente paso de las expediciones a Marte será conocer el subsuelo del planeta. Nuestro experimento ha evaluado las condiciones de habitabilidad en este medio".
"La radiación en Marte es muy alta, lo cual genera mucho estrés oxidativo que parece impedir la vida en la superficie. Queríamos saber si, bajo la protección que ofrece el subsuelo, ésta sería posible", añade el investigador.
__ Organismos acidófilos. Viven en ambientes ácidos -por ejemplo, en fuentes hidrotermales y depósitos mineros-. Un claro exponente de este tipo de microorganismos se encuentra en el Río Tinto (Huelva), cuyo estudio tiene tanta trascendencia en el descubrimiento de vida en Marte.
Los datos que han facilitado las sondas que han viajado a Marte han revelado el alto contenido de minerales de hierro en el planeta. Por ello, a la hora de elegir un ser vivo terrestre con el que realizar pruebas de habitabilidad, los investigadores se decantaron por bacterias quimiolitotrofas, muy relacionadas con el ciclo del hierro. "Se desarrollaron pequeñas pastillas de minerales de hierro que simulaban polvo superficial marciano (conocido como regolito), que se depositaron encima de las bacterias", explica Gómez.
Tras ello, las bacterias fueron sometidas a condiciones muy restrictivas, similares a las marcianas: presiones de 7 milibares, temperaturas que superaban los 170 grados centígrados y condiciones relativas con alta presencia de rayos UV.
Según los autores, los análisis arrojaron altos niveles de supervivencia. Tras un periodo de exposición largo, las supervivencias de bacterias se situaban por encima del 35% cuando éstas estaban protegidas por una capa de subsuelo escasa, de tan sólo dos milímetros. Cuando se aumentó la capa protectora a 5 milímetros, los niveles de supervivencia llegaron al 40% y, al repetirse el experimento con periodos más cortos, se alcanzó el 50%. "Los resultados determinan claramente la viabilidad de estos grupos bacterianos en un ambiente tan restrictivo como el del estudio. Hay que tener en cuenta que sometimos a las bacterias a condiciones mucho más duras de las que se pueden dar en multitud de lugares de Marte a lo largo del año", indica Gómez.
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