El vino embotellado de baja calidad puede ser tratado mediante el uso de bacterias que permitirán a las empresas ser autosuficientes al momento de realizar su tratamiento de aguas residuales.
Si bien, descubrir que se compró un mal vino puede ser desalentador, una investigación reciente analiza las utilidades que podrían tener los remanentes de azúcar y vinagre de una fermentación desafortunada; entre ellas, su transformación en energía eléctrica e hidrógeno, reporta el sitio Discovery.
El estudio, llevado a cabo por científicos de Estados Unidos e India, proveería una manera nueva y económica de tratar el agua residual de las bodegas de vino y les daría un nuevo uso a las botellas de vino que no tienen la calidad adecuada.
El proyecto fue financiado por la compañía Napa Wine Co. de California para realizar el tratamiento de sus aguas residuales. Para llevarlo a cabo, se instaló una celda de electrólisis que funciona con microbios y que permite la separación del vinagre y el azúcar no fermentados, el segundo paso consiste en separar las partículas de oxígeno e hidrógeno del agua a tratar.
El reto es que estas partículas no se desperdicien y puedan ser utilizadas para usos de combustible con hidrógeno. El proyecto a largo plazo buscará usar esta tecnología para el tratamiento de aguas residuales y ahorrar energía eléctrica en este proceso que le cuesta a Estados Unidos el 5% del total de electricidad que el país produce.
Otro estudio, llevado a cabo en la India, asegura que es posible que las bebidas originadas a partir de la fermentación sean capaces de producir electricidad. La investigación fue publicada en la revista Environmental Science and Technology.
En esta investigación se hicieron celdas de combustible basadas en cultivos de las bacterias que descomponen el vino: Acetobacter aceti y . Juntos, los cultivos de estos microorganismos produjeron 859 miliwatts de poder que a pesar de no ser una gran cantidad, es un comienzo para desarrollar los instrumentos necesarios para aplicar esta tecnología.
El principal objetivo de este tipo de investigaciones es que la energía producida a partir de la producción vitivinícola pueda ser utilizada en los procesos de tratamiento de agua de las mismas compañías y de esta manera sean autosuficientes al realizar estos procesos, y que reduzcan su consumo de electricidad.
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